miércoles, 11 de mayo de 2016

Barrios marginales de sevilla

Las 3000 viviendas.

Las 3000 Viviendas es un barrio no oficial de la ciudad de Sevilla, compuesto a su vez por seis barriadas: Paz y Amistad, Antonio Machado, Martínez Montañés, Murillo (pertenecientes al Polígono Sur), Las Letanías y La Oliva, con una superficie total de 145 hectáreas.

Dos de estas barriadas, la de Murillo (también llamada las 800 Viviendas) y especialmente la barriada Martínez Montañés, también conocida como «Las 624 Viviendas» o «Las Vegas», se consideran de los barrios marginales más peligrosos de Sevilla, con frecuentes apariciones en los medios de comunicación, por lo que han terminado por apropiarse del nombre original de «Las 3000 Viviendas», y darle la fama a todo el núcleo.
Su construcción fue concedida por el Ministerio de Vivienda al Ayuntamiento de Sevilla en 1968, y se concluyó en 1977.Ya desde el inicio, comenzó a considerarse una zona insegura.

Desde su inicio acogió a personas provenientes de zonas chabolistas como La Corchuela o El Vacie, y otras que deseaban mejorar de vivienda, como Torreblanca de los Caños y Los Pajaritos, adjudicándose en su momento los pisos en régimen de propiedad aplazada.

Apenas diez años después de su entrega, en muchos de los bloques de pisos carecían de la mayoría de sus servicios originales, como agua caliente o ascensores, que ya no estaban operativos porque habían sido robados los motores. Es considerada como un claro exponente de «chabolismo vertical», en el que sus habitantes conviven con animales más o menos domésticos.

Se han publicado varias noticias sobre reyertas, tiroteos e incautaciones de armas, que van desde katanas18 hasta fusiles de asalto Kalashnikov,19 20 pasando por subfusiles UZI, además de estupefacientes.

La mayoría de los servicios públicos (bomberos, Lipasam, Tussam ) no suelen entrar en las zonas más conflictivas si no cuentan con protección policial, ya que suelen sufrir amenazas, agresiones y hurtos.



Los pajaritos.

La pandemia del paro, la marginalidad, la droga... Muchos enemigos en la lucha por rescatar aquel barrio de origen obrero.

El barrio de Los Pajaritos es el mejor ejemplo de zona de Sevilla que ha ido degradándose en los últimos lustros hasta parecerse peligrosamente a conocidos puntos marginales como las Tres Mil Viviendas. Así viene ocurriendo con El Cerezo, La Oliva, Torreblanca, La Candelaria... pero sobre todo con Los Pajaritos, epicentro de las preocupaciones del Plan Integral Tres Barrios y sector en el que las administraciones intentan volcar sus (escasos) recursos para revertir la situación. Como, por ejemplo, se está haciendo con el derribo de antiguos edificios para trasladar a las familias de más de 500 viviendas a nuevos inmuebles cercanos a la barriada, que desde hace unas semanas ya son hogar de algunas de las familias. Esa es una faceta básica del Plan Integral, los nuevos domicilios, pero la base está siendo —como marca el sentido común— la de la educación. Formar para generar oportunidades en un lugar donde precisamente eso es lo que más escasea. Y de ahí a la marginalidad, el paso es muy leve. Terriblemente leve.

Más de medio siglo después de su construcción, vinculada a la fábrica de contadores, sus calles siguen mostrando ebullición. Como casi siempre. Este barrio obrero, de pequeñas viviendas estrechas, de tortuosas escaleras, siempre ha palpitado con fuerza. La que confiere la necesidad de sobrevivir. Pero el ambiente dista mucho de ser aquel de décadas anteriores. La degradación paulatina ha convertido a Los Pájaritos ya no en un paradigma de la famosa crisis. Es, sencillamente, un retrato de la miseria en muchas de las esquinas, de los patios, de los portales. La raíz industrial se olvidó. Las fábricas se marcharon en los 70 y la crisis empujó a los vecinos a buscar trabajo lejos del barrio, lo que conllevó una importante transformación de sus pobladores. Los nuevos residentes procedían de asentamientos chabolistas y su falta de experiencia de vida comunitaria, en bloques con más vecinos, provocó los primeros problemas de convivencia. Que han ido creciendo hasta llegar al temible punto actual. Cercano al punto sin retorno.

Ha llegado mucha gente nueva al barrio carente del arraigo que caracterizaba a los núcleos tradicionales. Entre ella, muchas familias gitanas de las Tres Mil que huyeron del Polígono Sur por conflictos y que se han asentado aquí. Algunos han normalizado su estancia, pero otros no. Y eso ha deteriorado bastante el escenario en los últimos años y creado una especie de microcosmos del que resulta difícil salir.


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